A relajarnos

Con la barriga llena vine al lago junto con Zero-kun. Habíamos comido muy bien en el burquer. Ahora era momento de tomar un respiro. Las voces de los niños se me habían metido en la cabeza.

-Qué bonito lugar, ¿No te parece, Zero-kun?

Respire el aire fresco que se sentía en ese lugar tan tranquilo.
-Si que es bonito, y relajante- dije mientras me tumbaba a la sombra de un árbol que había allí y por un momento cerré los ojos.

Me senté sobre el césped junto a mi amigo y miré al cielo. Tenía un color azul precioso.
-¿Por qué en mi pueblo no hay sitios así?-Pregunté por lo bajo.

-Ahora que estamos solos, me dirás el porque de lo anterior- Dije mientras le miraba aún tumbado sobre la hierba.

-Bueno... Espero poder confiar en ti, ya que es mi mayor secreto. Y... no se lo he contado todavía a mis padres porque no sé cómo se lo tomarán... De momento solo lo conoce mi mejor amiga...-Dije intentando extenderme un poco.
Tragué saliva.
-Déjame pensar cómo explicártelo de forma que evite cualquier pensamiento indeseado de tu parte.-Dije para pedirle unos minutos.

-Tranquilo, tomate tu tiempo- le dije mientras me levantaba y sentaba a su lado y le acariciaba el pelo suavemente.
-Intenta relajarte y así podrás contarlo sin dificultad-

al rato ya me decidí.
-No te asustes.-Advertí.
Apreté los puños con fuerza, me acerqué a su oído y le susurré:
-N... no... no siento interés por las mujeres... Me atraen los hombres.
Después de contárselo, guardé un poco la distancia entre nosotros y cerré los ojos esperando su burla.

-¿qué hay de malo en ello?... es decir, no es nada malo así que porque he de burlarme de ti, te respeto por ello- dije mirándole fijamente. -Además fuiste muy valiente al contarlo frente a mí- dije mientras acariciaba su pelo.

-Gr...gracias por ser tan comprensivo... No me lo esperaba... Al habernos conocido hace poco y eso...-Contesté tratando de contener la tristeza.-Me he quitado un peso de encima al contártelo. Me siento muy aliviado.

-Tranquilo, no se lo contare a nadie, será nuestro secreto- dije mientras me acercaba a él para que apartara su tristeza y sonriera.

-Eres un buen amigo.-Afirmé mientras extendía mis brazos para abrazarle a modo de agradecimiento.

Correspondí a su abrazo para animarle. - Ya sabes, yo estaré a tu lado y además prometí protegerte para que no vuelvan a hacerte aquello que me contaste- le dije mirándole fijamente.

-Gracias por tus bonitas palabras. No sé cómo puedes soportarme. No hago más que dar problemas.-dije mientras me tumbaba en el fresco césped de aquél lugar.

-No das ningún problema, enserio, además me gusta estar contigo, me relaja mucho- dije mirando al cielo y respirando el aire fresco.

-¿Sí?-Me extrañé al oír aquello.-Pues cuando yo estoy contigo me siento con más confianza que con otras personas. Me siento más fuerte!

- Me alegra oír eso de ti- dije sonriendo mientras me apoyaba en el árbol y miraba el cielo.

-¿En qué piensas?-Le pregunté al chico al cabo de un rato sin hablar.

-Eh?... na..nada, solo algunas cosas...- dije un poco nervioso mientras apretaba mis manos y desviaba la vista a otro lado.

-¿Y no tienes intención de contármelas?-Pregunté para ver si obtenía respuesta

-So...solo son tontería...- dije con la voz temblorosa mientras le daba la espalda y ponía mi cabeza entre mis brazos cruzados sobre las piernas flexionadas, aún seguía apretando mis manos con fuerza.

-De acuerdo. No te preguntare más...-Dije por lo bajo.
Estuve observándole un rato. Parecía como si tuviera miedo de mí.
Me acerqué a él y pasé mi brazo por su espalda.
-No pasa nada.-le susurré para tranquilizarle.

-Eh?... a perdón, estaba... pensando en mis cosas- dije mirándole y llevándome una mano a mi pelo para mecerlo un poco.
Mi rostro estaba cerca de el de Akira-kun, me sonroje un poco y volví a desviar la mirada.

Daría lo que fuera por saber lo que pasaba por la mente de Zero-kun.
-¿Puedo tocar tu suave y tersa piel?.-Pregunté sin dejar de mirarle.

-Si... si puedes- dije aun con la mirada desviada y con un poco de rubor en mis mejillas y sin dejarme de mecer el pelo.

Posé mi dedo índice sobre su cuello y empezé a acariciarle alrededor del tatuaje.
-Mmmmm... Me gusta la sensación de tocar tu piel...-le dije muy bajito.